«En esta edición conseguimos completar el recorrido en 3 horas y media menos que el año anterior y, tal y como sucedió el año pasado, el spinnaker resultó determinante».

La regata comenzó con una muy buena salida y poniendo Rumbo a cabo de Berbería con viento de ceñida. Hicimos unos pocos bordos al principio pero a las pocas horas se fue abriendo el viento, con lo que pusimos rumbo directo. La intensidad del viento era menor de la deseada, tan sólo 12-15 nudos pero avanzábamos a mas de 5 nudos, buena velocidad aunque algo alejados de los más de 7 nudos que hacíamos en este tramo el año anterior.

Llegamos a Cabo de Berbería ya de madrugada. Estabamos haciendo buena regata y nos veíamos bien posicionados, ahora tocaba poner rumbo al Cabo la Mola. La intensidad del viento había subido a unos 20 nudos y el viendo lo llevábamos por la aleta. Veíamos cómo ningún barco de los que teníamos alrededor se animaba a izar el spinnaker ni poner ninguna vela portante. Nosotros, a pesar de ser unos tripulantes inexpertos los que me acompañan, me sentí confiado con ellos y decidimos echar toda la leña al fuego. Spi arriba y a dar caza a la flota que vislumbrábamos en proa a lo lejos. Poco a poco vimos cómo íbamos dejando atrás a todos los barcos que nos acompañaban desde Berbería y cada vez veíamos más cerca a los de delante. Yo iba muy centrado a la caña para que no se me fuera el barco de orzada, y por suerte no tuvimos ningún susto. Cual fue nuestra sorpresa y alegría que cuando llegamos al Cabo la Mola habíamos conseguido dar caza e incluso adelanzar a la flota que íbamos persiguiendo. En este momento nuestra intención era trasluchar y poner rumbo al islote de Tagomago, pero la intensidad había seguido subiendo y para evitar riesgos optamos por arriar el spi y continuar hasta Tagomago sin él. A pesar de navegar sólo con mayor y génova nuestra velocidad llegaba a más de 7 nudos cuando planeábamos con las olas.

En este tramo vimos como algún barco que habíamos dejado atrás se iba acercando, pero también sabíamos que se trataba de barcos más rápidos, así que no nos preocupaba. Sabíamos que estábamos haciendo una regata muy buena y que la victoria en nuestra categoría estaba a nuestro alcance.

Poco después de pasar Tagomago empezó a amanecer, y con el sol llegaron las calmas. La veleta no paraba de dar vueltas y las maniobras de izada y arriada de spi se sucedían tratando de aprovechar los pocos momentos que el viento se nos ponía de popa.

Por fin entró el viento y se estabilizó en unos 10 nudos para acabar subiendo por encima de los 20 nudos y siempre de ceñida para ir rodeando la isla de Ibiza hasta llegar a San Antonio. Por fin nuestro proa podía descansar un poco y ahora le tocaba a las chicas encargarse de las viradas y maniobras de la bañera. Teníamos clara la estrategia después de haber participado el año anterior y ver lo que hacían las embarcaciones locales, no ibamos a separarnos de tierra. Así lo hicimos todo el tiempo, hasta que en unos de los bordos en los que nos separábamos de la costa, viendo que el barco navegaba con buena velocidad, nos despistamos y acabamos alejándonos más de la cuenta. Ahí perdimos un poco de tiempo, pero volvimos rápidamente a la estrategia inicial de pegarnos a la costa. En esto último también cometimos un pequeño error, en una ocasión nos pegamos tanto que entramos en una zona sin viento y nos costó unos minutos recuperar el ritmo que llevábamos. Tras estos percances, la regata prosiguió con normalidad hasta que tras 24 horas y 7 minutos de navegación conseguimos completar el recorrido y cruzar la linea de llegada.

A pesar de estos pequeños errores del final sabíamos que habíamos hecho una regata muy buena y que el podium podía estar cerca. Cuando vimos las clasificaciones y comprobamos que habíamos alcanzado la segunda posición, mejorando el tercero del año pasado, estábamos exultantes de alegría. También es cierto que, viendo la pequeña diferencia de 6 minutos que teníamos respecto el primero y sabiendo los dos errores que habíamos cometido y que nos habían costado más que esa diferencia, un poco de rabia también daba. Pero bueno, es lo que tiene el deporte, hay aciertos y hay errores. Lo importante es que lo pasamos muy bien durante toda la regata y que encima nos llevamos la alegría del buen resultado que obtuvimos.

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